jueves, 14 de abril de 2011

Mi opinión sobre la interpretación de la ley de caducidad

1 Introducción

Desde que tengo memoria el debate sobre la ley de caducidad ha estado presente, y también recuerdo que en cada momento en el cual el mismo pasó por sus estados más intensos, se recurrió principalmente a medios pasionales e irracionales, se basó la campaña en el engaño, la amenaza, y la desinformación, y se enfocó en lo superficial y no en lo más profundo del espíritu de la ley.

Esta última instancia, la del proyecto interpretativo de la ley, con la postura doblemente esquizofrénica de la oposición de ubicarse en contra de la ley cuando siempre omitieron luchar por su derogación, y a la vez aún ahora ubicándose de ese lado expresar su voluntad de impedir su derogación, realizando esto mediante argucias que al final del artículo explicaré, se vuelve a repetir el interminable circo, que afortunadamente parece esta vez, estar llegando a su fin.

En ese contexto, me gustaría llevar el debate a enfoques increíblemente olvidados por quienes buscan la derogación de la ley, y seguramente deliberadamente olvidados por quienes intentan que la misma se mantenga, pues hubieran acabado inmediatamente con el debate e impedido utilizar el mismo para sus fines políticos.

A mi entender, con cada enfoque expuesto, el debate culmina inmediatamente favoreciendo la opción de derogar la ley, y también considero que el orden esperable a aplicar los enfoques es el que presento en este artículo.

Lamentablemente, el debate se centró en el último enfoque, cuando ni siquiera este era un enfoque aplicable para este caso, y a la vez las argumentaciones utilizando el mismo se basaron en la hábil presentación de conclusiones sin fundamento.

2 Enfoques

2.1 Enfoque Lógico

Propongo en primer lugar abstraerse de todo el cruce de opiniones, interpretaciones, y acusaciones e ir a la base más primitiva de lo que se está discutiendo.

Imaginemos que estamos por construir una nación y queremos definir los primeros lineamientos con los cuales pensamos asegurar la justicia. Si bien habrá miles de puntos de vistas, es bastante natural predecir que una afirmación como: “Todos serán iguales ante la ley” no tardará en aparecer y será de las pocas en las cuales va a haber unanimidad en su aprobación.

Dado que la ley de caducidad no cumple ese requisito básico, y solo por ese simple hecho, la misma es indefendible.

Acá no estamos hablando de opiniones, es lógica pura, simple e indiscutible.

2.2 Enfoque Legal

En cuanto a este punto aclaro que no soy abogado, y agrego que el marco legal es algo que no manejo ni me interesa en particular, de todas formas hay ciertos hechos muy simples, al alcance de cualquier persona, los cuales me siento con la capacidad de utilizar en esta argumentación.

El primero es que afortunadamente tenemos una constitución en la cual una ley, que como demostramos antes es ilógica, no es admisible, y por ello la Suprema Corte de Justicia declaró a la misma inconstitucional.

El segundo es análogo al primero, solo que esta vez es el derecho internacional, el cual de forma razonable, también considera inadmisible una ley ilógica, y la declara nula.

Acá seguimos sin hablar de opiniones, es lo que establece una constitución que consideramos válida, y una reglamentación internacional a la cual como país decidimos acatar.

2.3 Enfoque Democrático

Aquí es donde se enfocó hábilmente todo el circo mediático, y se enfocó ahí porque hacerlo en los puntos anteriores sería una derrota inmediata, en cambio en el mundo de las opiniones, en el mundo de la desinformación y la economía de razonamiento, es donde siempre se movieron y en donde lograron maniatar a un pueblo por cientos de años.

2.3.1 El engaño implícito

La primer estrategia para posibilitar las restantes es ocultar que el enfoque democrático no tiene sentido en una cuestión que es abarcable naturalmente por el enfoque lógico.

Es un sinsentido tan grande como lo sería plebiscitar la ley de gravedad. Si este absurdo pasara, y si además la presión mediática fuera lo suficientemente fuerte y la ignorancia tan generalizada, como para que nuestro país derogara democráticamente la ley de gravedad, ¿alguien puede pensar que en el preciso momento que eso ocurriese, todos los uruguayos saldrían disparados al espacio, debido a que la derogada ley de gravedad ya no cancelaría los efectos que la fuerza centrífuga, la cual actualmente se aplica sobre nosotros por estar en un planeta que está girando sobre si mismo y alrededor del sol? Creo que aún con una completa ignorancia, la intuición nos salvaría de pensar que algo así pudiera pasar.

Por lo tanto, el enfoque democrático, es claramente inválido para este caso en el cual se viola claramente la lógica.

2.3.2 El Engaño Explícito

Aun considerando que el punto anterior concluye lo inadecuado del enfoque democrático en relación a la ley de caducidad, encuentro necesario también desenmascarar el otro engaño, el explícito, el cual fue el que acaparó el bombardeo mediático sobre este tema, pues tenerlo presente puede ser útil, en otras decisiones en las cuales si el uso del enfoque democrático sea el adecuado.

Ese engaño es el de la falsa oposición, y consistió en oponer al hecho de que cierto porcentaje de gente votó por derogar la ley, al de que el resto de la gente la aprueba.

Basados en ese engaño, el hecho de que el 48 % de los uruguayos votaran por derogarla, se utilizó para afirmar que el 52 % la aprueba.

El verdadero opuesto a que el 48 % de los uruguayos hayan mostrado en las urnas que quieren derogar la ley, es que el 52 % restante no mostró esa voluntad. Dentro de ese 52 % es probable que haya uruguayos que aprueban la ley, otros que no le interesa el tema en lo más mínimo, e incluso muchos también que no aprueban la ley e igual no votaron. En definitiva, sobre la voluntad de ese 52% no podemos concluir absolutamente nada, y menos podemos afirmar que algo vaya en contra de su voluntad, pues directamente no la conocemos.

La única conclusión extraíble, y remarco la palabra única, del plebiscito del 2009, es que de todos los uruguayos, un 48 % mostró su voluntad de derogar la ley. Esto confirma claramente que esa ley es sumamente impopular, y justamente el que siga existiendo es ir contra la voluntad de toda esa gente.

Finalmente agrego una última reflexión dirigida a aquellos que a pesar de lo antes comentado quieran proponer la hipótesis, y ahora remarco la palabra hipótesis, de que el 52 % que no votó en el plebiscito se conforme exclusivamente de personas que aprueban la ley de caducidad. Si ese fuese el caso, deberían estar tranquilos, ya que fácilmente podrán juntar las firmas, realizar un nuevo plebiscito, y ganarlo, demostrando ahí si en las urnas, que la mayoría de los uruguayos aprueba la ley de caducidad, lo cual hasta ahora, que quede esto bien claro, no se ha hecho.

3 Conclusión

Estamos inmersos en una sociedad que desde hace un buen tiempo esta dominada por la desinformación inducida, por el consumismo y los espectáculos circenses para que el mismo se mantenga y reproduzca, vivimos en un mar de medios que lejos de informar generan hechos, hablan sobre ellos, discuten sobre ellos, dan opinión sobre ellos, los gastan hasta al hartazgo para luego pasar bruscamente al siguiente.

Mi intención es despertar la conciencia de esto, disipar el humo entorno a los hechos, y analizar solamente a estos, luego si, desde ese análisis, elaborar conclusiones.

En ese sentido, y luego de haber planteado los diversos enfoques en los cuales la derogación de la ley se presenta claramente como la opción a seguir, es que saludo y agradezco esta coherencia, este esfuerzo, este tesón, de quienes desde el primer momento en que la ley fue aprobada, trabajaron incansablemente para su derogación, y que actualmente están a poca distancia de alcanzar su meta.

Salud también a todos los uruguayos si excepción, ya que finalmente vamos a eliminar el último vestigio de la pasada dictadura, finalmente alcanzaremos liberarnos totalmente de ella. Salud.

lunes, 11 de abril de 2011

La luna, seguimos encontrándonos

Más encuentros encontramos,

nuevas luces iluminamos,

otros descubrimientos descubrimos.


Y Así como en mi balcón, en muchos otros,

así como nosotros, varios otros,

seres, sensibles y pasionales,

unieron su luz,

derrocharon su fuego,

y alcanzaron su paz










Donaciones

Imagina un mundo en el cual todos regalemos lo mejor que hacemos, y todos hagamos lo que más nos gusta hacer.

Luego, no solo imagínalo, sino que también, vive en él. Yo ya estoy allí, acompáñame.

Un abrazo,
Diego

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Diego