martes, 8 de abril de 2014

Tormenta

Llueve, truena,
sobre mi alma solitaria.
Ella deambula, desorientada,
sin encontrar cobijo.

Lluvia espesa,
cortina tras cortina,
gélidas paredes,
que empañan, que dividen.

Rayos de muerte,
que acechan e iluminan.
Caen allí, caen allá,
aún no caen aquí.

El mundo en movimiento,
miserable y hostil.
Mi bote a la deriva,
apenas un remo, y a mí.

Su luz puede ser la muerte,
o el faro a seguir.
En la oscuridad sobrevivimos,
aun siendo un lento morir.

El próximo rayo ansiamos,
quienes elegimos vivir,
así nos mate, o nos indique,
la dirección a seguir.

En la oscuridad remamos,
bajo la lluvia vil,
entre monstruos y sirenas,
que enturbian el discernir.

En la vida navegamos,
una tormenta sin fin.
También podemos ocultarnos,
y tan solo sobrevivir.

O navegar a mar abierto,
y arriesgarnos a morir,
ahora, hoy, mañana, o quizás
con suerte, algunos años vivir.

Solo bajo los rayos,
podemos vivir.
Solo de su luz,
nos podemos nutrir.

Flashes fugaces,
sabiduría para discernir,
certeza absoluta,
sobre el camino a seguir.

Oscuridad casi eterna,
miedo desgarrador,
demonios de la psique,
dudas, indecisión.

Espera cada próximo rayo,
absorbe ese mágico instante,
luego, ten coraje y rema,
ya está su luz en ti.

Rema,
con calma, rema.
Rema,
hasta morir.

Rema,
que solo remando,
habrás experimentado,
lo que es vivir.

Donaciones

Imagina un mundo en el cual todos regalemos lo mejor que hacemos, y todos hagamos lo que más nos gusta hacer.

Luego, no solo imagínalo, sino que también, vive en él. Yo ya estoy allí, acompáñame.

Un abrazo,
Diego

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Un abrazo,
Diego