Nos acostumbramos.
Nos acostumbramos a ciertos valores,
o a otros.
Nos acostumbramos a un tipo de civilización,
o a otra.
Nos acostumbramos a que algo está bien,
o que otra lo está.
Nos acostumbramos a un sentido para todo,
o a cualquier otro.
Nos acostumbramos a forzar la percepción para sostener esto,
o lo otro.
Y decimos que es natural todo esto,
o lo otro.
Nos acostumbramos.
Nos acostumbramos a sufrir,
por ciertos valores,
u otros.
Nos acostumbramos a luchar,
por esta civilización,
o la otra.
Nos acostumbramos a juzgar,
que esto está bien,
o lo otro.
Nos acostumbramos a buscar,
algún sentido a nuestra vida,
aunque nos sirva cualquier otro.
Nos acostumbramos a mentirnos,
para lograr creer en todo esto,
o en todo lo otro.
Y decimos que es natural esto,
cuando lo natural,
es lo otro.
Nos acostumbramos.
Nos acostumbramos a nuestros estos,
y a que compitan absurdamente,
cada uno de estos estos,
con cada uno de esos otros.
Y en el mundo, …
En el mundo,
no existen,
ni estos estos,
ni esos otros.
En el mundo,
no hay sufrimiento,
ni valores,
no hay lucha,
ni victorias,
no hay justicia,
ni venganzas,
no hay búsqueda,
ni hallazgos,
no hay sentido,
ni responsabilidades.
En el mundo,
solo hay vida hasta la muerte,
se es uno, hasta que no se es,
se es uno, en cada instante,
se es un uno hoy,
se fue otro uno ayer,
y se será otro uno después,
donde cada uno de cada hoy,
ni conocerá su uno de ayer.