Choco con un mundo antinatural,
se premia lo falso, y se pena lo auténtico.
Un mundo que me pide sacrificio,
por metas que no ansío.
Un mundo que me exige pertenecer,
aunque no me quiere en él.
Un mundo absurdo,
increíblemente absurdo.
Navego cuanto puedo fuera de él,
no me preocupa cambiarlo, ni vencerlo,
simplemente, no me interesa,
y eso, es lo que más le molesta.
No soy, no existo, y causo pánico.
No pertenezco, no me acerco,
y soy su arma letal.
No quiero destruirlo,
tan solo, no lo quiero,
y él sabe que ahí, empieza su fin.
Este mundo vive, este sistema vive,
tan solo, porque estamos en él,
porque competimos en él,
porque existen quienes lo quieren,
y otros que lo quieren destruir.
Para él, eso es indiferente,
ya que él se alimenta de ambos,
de quienes están de su lado,
y de quienes se enfrentan a él.
Mientras el sacrificio signe tu vida,
el sistema capturará tu energía,
solo cuando vivas,
y no sobrevivas
cuando no aceptes lineamientos,
ni tampoco líderes,
cuando hagas exactamente lo que quieras,
y lo hagas cuando quieras,
cuando seas realmente tú,
de pie en el mundo,
viviendo, amando, y muriendo,
solo allí, el sistema caerá.
Escapa de las revoluciones,
son otra trampa del ego,
Escapa del sistema,
y de buscar su destrucción.
Escapa de todo lo que te guíe,
tan solo vive, según tus deseos, vive.
Solo en esa libertad, relaciónate,
recién si en ti hay liviandad, ama.
El encuentro es una fiesta,
no un negocio, ni un contrato.
Es una casualidad, es presente,
es caricia, es un hermoso regalo,
es apenas un pequeño cruce,
de tu libertad y la mía,
que nos eleva juntos,
en un delicioso abrazo.