La invité a mi balcón,
brilló su mirada,
se acercó, se quedó,
jugamos, bailamos,
disfrutamos,
nos amamos
brilló su mirada,
se acercó, se quedó,
jugamos, bailamos,
disfrutamos,
nos amamos
Yo, como las sumas de mis miles de yo, mis viejos yo poético, y yo analítico, ambos renovados, y mis otros yo, además del filatélico y cinéfilo de antes, en estos años se agregaron especialmente el yo milonguero, y el yo biodanzante, a los yo que siempre estuvieron y nunca aparecieron como el yo literario, el yo musicólogo, y otros yo que quizás aún no conozco.
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