Una gaviota,
vuela, danza,
dibuja círculos frente a mi.
Corta la seda ondeante de líquido atardecer.
Surge un brillo lechoso,
de la orilla al horizonte.
Reflejo de un reflejo.
Sol encarnado en nube.
Nube transformada en costa,
costa aérea de un mundo al revés.
El Atardecer prolongado unos instantes,
en ese mundo sobre el mío.
El natural silencio de ese mundo,
en el artificial estruendo lo he perdido.
Cae la noche también en el mundo invertido,
se disuelve la senda láctea en el oscuro río,
parte la gaviota, me abandona el brillo,
culmina el delirio, vuelve el frío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario