domingo, 15 de mayo de 2016

Instintos, emociones, y ser totalmente humano

Cuanto más vinculados a las emociones, especialmente cuando estas están arraigadas en los instintos, más humanos somos.

Los instintos nos proveen una conexión directa con la sabiduría de la vida en sí, la sabiduría del todo, de la unidad. En lo instintivo no hay dualidad, es un fluido navegar de emociones y acciones. El instinto no juzga, no duda, en cada momento él es, y sus acciones surgen solo desde ese presente eterno, y no desde lo aprehendido en el pasado, o lo imaginado sobre el futuro.

Sintonizarse con las emociones, requiere el paso previo de sintonizar las mismas con los instintos, y probablemente el mejor modo de discernir sobre si hay sintonía entre los instintos y las emociones, es recordar que los primeros tienen como fin principal, el fluir para preservar la vida, por esto encontraremos que hay falta de sintonía o disociación, cuando las emociones nos bloqueen o paralicen, o nos lleven a situaciones perjudiciales o autodestructivas.

Una vez que instintos y emociones están sintonizados, podremos vincularnos a nuestras emociones, podremos empezar a vivir acorde a ellas, y funcionar en el mundo en sintonía con ellas.

Esto requiere de una inusitada sinceridad, requiere abrirse totalmente a lo que uno es, liberarse profundamente de mandatos y creencias limitantes, uno en cada momento es lo que es, sin que exista un juicio sobre cómo se es, y principalmente sin que exista represión de la expresión de lo que en ese momento se es. Requiere claramente también de un inmenso coraje, es un continuo tirarse al vacío de sentir y actuar.

Recién en ese estado, de total sinceridad y coraje, de total sintonía entre instintos, emociones y acciones, recién allí, habremos trascendido el ego y estaremos siendo totalmente humanos.

Allí el camino habrá empezado.


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