Se evaden,
escapan,
se alejan,
huyen,
navego solitario,
mar
sin agua.
Palpo el
vacío,
saboreo la
ausencia,
oigo el
silencio,
mi
palpitar.
Hoy el sol,
brilla sin
ganas,
y el aire
apenas,
me roza al
pasar.
Yo, como las sumas de mis miles de yo, mis viejos yo poético, y yo analítico, ambos renovados, y mis otros yo, además del filatélico y cinéfilo de antes, en estos años se agregaron especialmente el yo milonguero, y el yo biodanzante, a los yo que siempre estuvieron y nunca aparecieron como el yo literario, el yo musicólogo, y otros yo que quizás aún no conozco.
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