Vamos,
venimos.
Ya al
llegar sabemos,
la hora de
partir.
Vamos,
y aún a
gusto estando,
increíblemente,
somos obligados a volver.
Prisión de
horarios,
cadenas de
rutina,
cuerdas de
responsabilidad,
que el
deseo,
siempre
sabra romper.
Él no
conoce de retornos,
no entiende
de límites.
Él quiere y
quiere ya,
quiere
totalmente,
hasta que
deja de desear.
Él empuja a
vivir,
a vivir sin
reservas,
vivir
totalmente,
ir y luego
ir,
nunca
volver,
solo ir.
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