La mente no está clara, se mueve, va de una idea a otra, se distrae, se pierde y vuelve, descubre y abandona, se interesa y se aburre.
El tiempo pasó, los caminantes también, juegos se iniciaron y culminaron, el sol se tornó horizontal hasta desaparecer. La obra corrió y yo no me he conmovido, todo estuvo ahí menos yo, fui apenas el espectador de la obra en la cual habito.
Construimos un mundo demasiado complejo, del cual a veces no logramos salir, ser concientes de la maravilla que estamos relegando por pertenecer a él, debe ser el faro que nos guíe a dejar una a una nuestras pesadas estructuras, y ser cada vez más sensuales y menos civilizados.
La luna, hermosa, completa, brillante, se asoma en el opuesto del sol caído, sin dudas, es un buen comienzo.
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